domingo, 13 de febrero de 2011

La Lotería y el Real Decreto Ley 1/2011

La lotería tiene en España una gran tradición, desde Carlos III, se utiliza ese juego de azar para obtener ingresos por parte del Estado.

Carlos III era un tipo listo, lo que se llamaba un déspota ilustrado. La máxima del despotimo ilustrado era "todo para el pueblo, pero sin el pueblo" en el fondo algo de razón había, un pueblo ignorante y supersticioso poco podía hacer para mejorar su situación, los aristócratas, con mas cultura, sí podían hacer cosas buenas para mejorar las condiciones de vida y también, por supuesto, ganar mas.

La lotería era, y sigue siendo, una forma de recaudar fondos sin que duela tanto como los tributos, gabelas, diezmos, almojarifazgos, aranceles  o impuestos.

Lo que no se le ocurrió a Carlos III fue lo de la codificación de las leyes, o sea reunir en un solo cuerpo o código las diferentes normas que regulaban diferentes cuestiones: civiles, penales, etcétera. No se adelantó a su tiempo, pues mas tarde fue Napoleón Bonaparte el que emprendió la tarea de reunir las distintas leyes promulgadas por todos los legisladores anteriores en el código civil en 1804. Eso por supuesto en Francia, en España, la influencia napoleónica no se plasmó en un código hasta 1889, bastante tarde.

En cualquier caso el código civil español, incluso con los defectos que contenía, debido a la época en que vio la luz, resultaba una norma muy bien redactada, con un esquema de desarrollo armónico y con un lenguaje suficientemente claro y directo.

Pero esa costumbre de codificar, de redactar con claridad y desarrollar las leyes de forma coherente y armónica, se ha perdido y por eso nos encontramos, en el primer Real Decreto Ley del año 2011, que pueden leer aquí:
con la siguiente sorpresa:
Disposición final tercera. Remisiones a la entidad pública empresarial Loterías y Apuestas del Estado.
Cualquier referencia a la entidad pública empresarial Loterías y Apuestas del Estado contenida en la regulación de los impuestos estatales de carácter directo se entenderá efectuada a la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado a partir de su constitución.

Si ustedes tienen la curiosidad de leerse el Real Decreto Ley 1/2011 de arriba a abajo con detenimiento, tarea árdua las mas de las veces, tratandose del BOE, verán que, salvo en esa disposicón final tercera, no se hace referencia alguna a las loterías ni a las quinielas, ni al bingo, ni al parchís.

Por qué entonces aparece esa disposición final referida a las loterias y apuestas del Estado, pues simplemente porque nuestros legisladores, desde hace ya unos cuantos años, han considerado que Napoleón Bonaparte y el movimiento codificador son una pesadez y es preferible volver a legislar como antes, que cada rey ponía sus normas cuando y como les daba la gana y si coincidían con las de los anteriores, pues bien y si no, que se buscaran los justiciables buenos abogados que les leyeran tooodas las normas de tooodas las materias para encontrar lo que corresponda a su caso.

Los Reales Decretos Leyes tienen su razón de ser en la urgencia de la medida que se pretende tomar, así queda reflejado en el tercer apartado del preámbulo, donde se explica la necesidad de dictar la norma en forma de Real Decreto Ley, se dice:
"Por consiguiente, la necesidad de la inmediata aplicación de las medidas que se adoptan constituye el hecho habilitante de extraordinaria y urgente necesidad que la Constitución exige en su artículo 86 para aprobar este real decreto-ley."

Me gustaría que me explicaran qué extraordinaria y urgente necesidad motiva la inclusión, en una norma de caracter laboral y de seguridad social, de una cuestión practicamente banal, que le es totalmente ajena, como es la regulación de las apuestas del Estado.

Voy a pensar que, en un copia y pega urgente, se les olvidó borrar esa disposición final tercera y que pronto aparecerá la correspondiente corrección de errores, si no fuera así, los que nos dedicamos a leer estas cosas en nuestros diarios quehaceres mejor nos confesamos, aunque no seamos creyentes, por aquello de que diós nos coja confesados.

sábado, 12 de febrero de 2011

Egipto y la caída de Mbarak

Que recuerde, así de pronto, sólo me acuerdo de la revolución de los claveles, en Portugal, en la que el ejercito echó a un dictador por la fuerza de las armas, aunque no hubo derramamiento de sangre. Pero era un ejército concienciado e influenciado por las injustas guerras coloniales que le tocó librar, además fueron los oficiales jóvenes los que tiraban del carro, algún general, incluso, planteó un golpe contrarevolucionario. Al final quedó lo que tenemos de aquella revolución: una democracia burguesa como otra cualquiera, pero con unos niveles minimamente aceptables de libertades.


Hay adivinos, futurologos, polítólogos, sociólogos, historiadores, cronistas... etc. Todos estudian la historia, el presente o el futuro, y yo, que no soy nada de eso, desconfío muchísimo de una "revolución" en la que se sustituye a un presidente ex-militar por la misma cúpula militar que éste tenía bajo su mando y que le sostenía.

Sinceramente no espero ningún cambio de esta gente, menos aún cuando están apoyados por las grandes potencias, se tratará, seguramente, de cambiar algo para que nada mas cambie, como suele ser habitual.

Y a un pueblo deseoso de libertades, pero ignorante en materia política, ya se habrán encargado en treinta años de desanimarlos a todos, será fácil de engañar, salvo que se dé una de estas situaciones:
A) Que un movimiento civil verdaderamente revolucionario con gran apoyo popular (que no existe) exija  y lidere el cambio político democrático.
B) Que un movimiento religioso con gran apoyo popular (que si existe) exija y lidere un cambio político regresivo.

Y esta situación puede trasladarse a muchos otros países de ese ámbito geográfico y religioso.

Así que salvando a los afectados, no veo el motivo de la celebración por ninguna parte.