martes, 23 de noviembre de 2010

Cómo vender un libro

Si usted no es muy buen escritor, pero tiene cierto predicamento en amplias capas de la población, puede vender su libro empleando varias formas de mercadotecnia, además, por supuesto, de contratar a un “negro” para que se lo escriba, no me tachen de racista pues eso sólo significa que se contrata a alguien para que escriba un libro o parte de él.

Algo muy usual en estos momentos es generar alrededor de su persona o de su libro una cierta polémica, discusión o debate, o sea, que se hable del libro aunque sea mal. Uno de los ejemplos mas recientes es el de Sánchez Dragó y sus pretendidos ligues con niñas japonesas de trece años. Sinceramente, con lo feo que es el tío, dudo mucho que el episodio que contó sea cierto, probablemente sea una pura invención, bien adobada y presentada con la intención de vender sus farragosos libros.

Otro ejemplo mas reciente es el de Joseph Alois Ratzinger, mas conocido por Benedicto XVI. Los últimos papas, ante la revolución sexual que ha traído el desarrollo económico, social, político y científico, siempre han estado en contra de cualquier método anticonceptivo, incluso cuando el método anticonceptivo no se usa como tal sino como método de profilaxis, para evitar el contagio de algunas enfermedades de transmisión sexual.

La responsabilidad moral de estas personas del “staff” de la iglesia seguramente les será exigida el día del juicio final, cuando Dios les pida explicaciones de por qué dejaron tanto sufrimiento en la tierra, entre los que seguían sus instrucciones, en forma de sida, sífilis, etcétera. Menos mal que en las cosas de lo de abajo mucha gente no les hace puto caso.

Pero vamos al libro, resulta que el señor Ratzinger va a publicar un libro. Nadie se había enterado, imagínense, un libro-entrevista “La luz del Mundo” con las opiniones de un anciano soltero, integrista religioso, eso a quién le iba a interesar.

Pues nada, entre las respuestas una opinión que supone un cambio radical, en un tema polémico como el del uso del preservativo, que “justifica” o “despenaliza” en determinados casos y cita a una persona que se prostituye (putas, que diría Quevedo), para reducir el riesgo de contaminación, o sea, que no infecten a mas gente.

Con independencia del relativismo moral que significa esa opinión, algo que a “ellos” tanto les gusta criticar, lo verdaderamente interesante es la táctica de incluir esa cuestión y publicitarla, como lo han hecho, en medios como “abc” o “El Mundo” y demás. Con qué objeto, pues para vender libros, para qué va a ser.


2 comentarios:

  1. Muy buen apunte lo del relativismo moral de la opinión, desde luego. Es chocante que unos señores que no paran de condenar el relativismo sean relativistas... hasta obsceno, diría que es.

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  2. Hay una técnica muy buena, de la que no se habla, y que está restringida a los profesores de universidad: trabajo obligatorio, lectura y comentario de mi libro, (no está en la biblioteca porque de lo malo que es ni aceptaron el regalo), lo curioso es que todas las librerías de la ciudad sí que tienen los ejemplares del librito... no son libros caros, pero a veces son dos por asignatura matriculada, figúrese.

    Saludos, Guillermo.

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